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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINCada cierto tiempo el mercado se ve saturado por productos vinculados a un nuevo alimento o compuesto milagroso que promete cambiar nuestras vidas para mejor. Desde hace un tiempo uno de esos productos es el konjac, cuyos beneficios y prodigios se venden con igual entusiasmo en las tiendas de cosmética, en los stands de suplementos dietéticos y en las secciones alimentarias destinadas a productos con supuestas propiedades para adelgazar y tener una vida más sana.
La planta de Konjac crece en el sudeste africano y en Asia. En China y en Japón el Konjac se conoce desde hace 2.000 años como una planta con propiedades medicinales y beneficios para la salud, formando parte de su dieta habitual (Konnyaku o shirataki).
El componente principal del Konjac es el glucomanano, que se extrae en forma de harina del tubérculo de la planta Amorphophallus Konjac. Se trata de una fibra soluble con un gran poder espesante y con un aporte calórico muy bajo. Los productos derivados del konjac son 100% de origen vegetal y no contienen ningún alérgeno. Además de no aportar carbohidratos netos y no contener azúcares ni grasas, la pasta de konjac sólo tiene 7kcal por ración, por lo que es un sustituto perfecto de la pasta tradicional.
Como decimos, debido a su composición en forma de pasta (agua con unos gramitos de fibra glucomanano) el konjac resulta mucho más saciante que la pasta tradicional, de forma que al consumirlo y mezclarlo con agua (¡puede absorber hasta 50 veces su peso en el agua) la sensación es la de haberse comido un plato de cocido (¡sin sus calorías!). Por esta propiedad, como es lógico, el konjac es utilizado también en complementos dietéticos destinados al adelgazamiento. No en vano, la mayor autoridad europea en materia de alimentación, la EFSA (European Food Safety Authority), le reconoce esta propiedad.
La pasta de glucomanano puede ofrecer diversos beneficios a la salud pero sobre todo, ser un reemplazo muy bajo en calorías a la pasta tradicional.
Además, podemos usar la pasta de glucomanano tal como la convencional, sólo debemos escurrirla y enjugarla y después podemos servirla fría o caliente, con salsa, en sopa, en ensaladas o frita. Claro que si deseamos ahorrar calorías, lo mejor será cuidar los alimentos que acompañen la misma así como los métodos de cocción que empleamos.
Podemos servirla con vegetales varios y/o carnes para sumar nutrientes al plato y tener energía en el mismo o bien, con legumbres o incluso mezclada con pastas tradicionales para reducir el aporte calórico de estas últimas sin quedarnos con un plato vacío en nutrientes y energía.
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