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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINResultaría imposible clasificar de manera breve las 262 variedades de aceituna que existen en nuestro territorio, pero sí podemos seleccionar las más importantes e intentar dar unas pequeñas recomendaciones sobre cómo tomarlas. En la gastronomía, el aceite se toma como aliño o como ingrediente, en crudo o cocinado, para freír o para plancha. Cada una de las recetas contará con un aceite adecuado.
Para comenzar con esta suerte de cata virtual, habrá primero que reconocer las diferencias entre unos y otros aceites. Una manera de iniciarse es mojar pequeños trozos de pan –lo más neutro posible, de tipo hogaza, por ejemplo– en platos con aceite y descubrir así que difieren mucho los frutados de los amargos o picantes. Según los aromas y sabores de este oro líquido habrá que seleccionar entonces sus usos.
Sobre una rebanada de pan, los picual, picudo y hojiblanca serían perfectos. Son muy potentes y así se descubrirán todos sus sabores. Para el pa amb tomàquet catalán, sin embargo, el recomendado sería un arbequina. No es casual que los tres primeros se produzcan masivamente en Andalucia y que el arbequina provenga de Lleida; las tradiciones, también las culinarias, son siempre fruto de la experimentación.
Los gazpachos tradicionales, y en general el tomate, mejorarán con una cornicabra toledana, muy aromática y con mucha personalidad. Los picuales, con aromas frutados a higuera, son perfectos para los salmorejos, mientras que el arbequina sería el indicado para el ajoblanco. Si a esta receta le añadimos uvas, sería muy interesante probar también con un chorrito de verdial de Vélez-Málaga, moderadamente afrutado, muy picante y con sabores a almendra, tomate y frutas con pepita.
Las ensaladas simples, solo con vegetales, tienen también como aderezo recomendado la variedad de aceite español que más se vende en el extranjero: la arbequina. Si cuenta con más ingredientes, como foie o ahumados, mejor usar un cornicabra, algo menos potente que no enmascarará los sabores de los ingredientes.
La empeltre, típica de Aragón, es suave, dulce, muy aromática y delicada y con apenas amargor ni picor. Esta sería, junto a la Manzanilla Cacereña –herbácea, algo amarga y con recuerdos a plátanos–, la ideal para los platos con huevo. Si la receta además incluye setas, será mejor optar por una cornicabra. Si, por el contrario, el ingrediente principal es algo más suave, como pueden ser los espárragos o los ajetes, se recomienda una picual, muy reconocible por su tonalidad verdosa.
Llegamos por último a las frituras, un uso bastante común del aceite en los países que rodean el Mediterráneo. Debemos tener en cuenta que variedades como hojiblanca y cornicabra son muy calóricas y, por lo tanto, rendirán más a la hora de calentarlo en grandes cantidades. Al freír patatas, croquetas o buñuelos usaremos mejor una picual, no excesivamente aromatizada. Lo mismo sucede con los dulces, que se freirán mejor en una cornicabra.
Fuente: Guia Repsol
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