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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINCada vez son más numerosos los locales que ofrecen catas a sus clientes. Vinos, destilados, quesos… muchos son los productos que se prestan a la degustación, pero ¿qué es exactamente una cata?, ¿es necesario ser experto?, ¿qué elementos nos afectan a la hora de degustar un producto?
La cata nos permite medir e interpretar las sensaciones que nos produce un producto. En una cata, empleamos los cinco sentidos, posteriormente describimos lo que percibimos y de manera inconsciente lo relacionamos con olores, sabores, texturas que ya hemos experimentado anteriormente. Por último, deliberamos con el resto de catadores nuestros juicios u opiniones.
Con el objetivo de degustar correctamente, os descubrimos, de la mano de Martín Códax, nueve reglas básicas que se deben adoptar si se quiere catar bien un vino.
Regla número uno. Una bodega no es un lugar apto para catar un vino. La riqueza de olores que allí se encuentran, principalmente, pueden condicionar la cata.
Regla número dos. Si se puede elegir el momento del día, elegir la mañana. Habitualmente, las puntuaciones de catas realizadas por la tarde son peores que las de la mañana. A lo largo del día recibimos gran multitud de impactos sensoriales afecta de una manera negativa a la hora de probar el vino. Además, estas percepciones modifican nuestro humor y nuestras capacidades sensitivas.
Regla número tres. La nariz se ‘cansa’. El olfato es un sentido que se agota rápidamente, por ello no nos es posible percibir el mismo olor durante mucho tiempo, aunque éste sea intenso.
Regla número cuatro. Un vino defectuoso nos hace inmunes ante su defecto. Si bebemos con regularidad un vino con ‘fallos’, nos va a ser imposible reconocer cuál es el problema que tiene.
Regla número cinco. Las personas somos influenciables. Como seres subjetivos, las personas que se encuentran realizando una cata, son altamente influenciables por las opiniones o consideraciones del resto de personas.
Regla número seis. No fumar. Si se quiere catar un vino en toda su esencia, es aconsejable no fumar durante la hora precedente al acto. Aunque bien es cierto que el uso moderado de tabaco no modifica su sensibilidad.
Regla número siete. El sentido del sabor mide la temperatura. La sensibilidad de los labios nos permite distinguir una diferencia de un solo grado de temperatura entre 10 y 20ºC.
Regla número ocho. Lo que comemos mientras bebemos vino, afecta a su sabor. Por ejemplo, el consumo de carne aumenta la percepción de sensaciones dulces y ácidas y en el caso contrario, está la lechuga que las disminuye.
Regla número nueve. Agitar el vino bruscamente, hace que sobresalgan los aromas menos agradables.
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