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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINSeguro que en alguna ocasión ha descartado la idea de abrir una botella de vino porque... “tan sólo para una o dos copas no merece la pena”. Pensamos esto ya que la experiencia nos ha hecho comprobar lo enormemente perecederos que resultan algunos caldos, una vez abierto su envase.
Sin embargo, existen algunos trucos que ayudan a que esos vinos se mantengan en buenas condiciones por más tiempo (más allá de los dos o tres días que prácticamente cualquier caldo se conserva sin necesidad de hacer nada).
Trucos, que pasan casi siempre por eliminar el oxígeno (gran enemigo del vino) que ha entrado en la botella cuando la hemos abierto. Y para ello existen dos posibilidades: o bien hacer vacío en el hueco que queda libre o bien sustituir éste por otro tipo de gas.
Con este fin, los grandes restaurantes cuentan con sofisticadas máquinas de vacío o gas, demasiado ‘engorrosas’ para uso doméstico. Sin embargo, existen también magníficas versiones ‘caseras’ que ofrecen resultados más que aceptables.
Es el caso de las bombas de vacío manuales; un pequeño instrumento de plástico que, con la ayuda de unos tapones de goma con válvula, consigue extraer el oxígeno. La botella se cierra con el tapón y se bombea de 10 a 20 veces (dependiendo de la cantidad de vino que haya dentro de la botella). Asimismo, también existen en el mercado unos sprayscon los que ese oxígeno se puede sustituir por gas de forma manual.
¿Qué vinos ‘duran’ más?
Como regla general, los vinos tintos, blancos y rosados viven menos tiempo que los de Jerez, una vez abiertos. De entre estos últimos son los finos y manzanillas los que menos ‘aguantan’ (se deberán mantener refrigerados), mientras que los olorosos y los dulces durarán más tiempo (pueden llegar a manterse en condiciones óptimas semanas, incluso meses).
En cuanto a los espumosos, son los más perecederos. Olvide la historia de introducir una cucharilla en la boca de la botella, ya que no sirve para nada. Lo más importante es volver a taparla lo antes posible. Esto no siempre es fácil en el caso de los espumosos; un truco ‘casero’ consiste en afinar el corcho original e introducirlo de nuevo (así podremos disfrutar de los cavas y champanes de un día para otro sin muchos problemas).
No obstante, en el mercado existen hoy día sofisticados tapones que, incluso, miden la presión e indican el momento en el que está a punto de desaparecer el gas.
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