Especializados en legumbres, frutos secos o conservas, la materia prima no importa si su procedencia y cadena de distribución es clara y transparente para el cliente, se trata de que el consumidor cuente con información acerca de lo que come: dónde ha sido cultivado, con qué prácticas, etc. y además, proporcionarle un método de ahorro, pues podrá comprar de cada producto exactamente aquella cantidad que desee o necesite.

Muchos de estos establecimientos han optado por la comercialización de alimentos ecológicos y es que, la venta a granel de este tipo de productos está muy ligada a una forma de vida no solo comprometida con la sostenibilidad del tejido económico local, sino con el medio ambiente, de ahí que sus precursores huyan de los envases plásticos, esos que cada día llenan nuestro cubo de basura (envoltorios individuales de magdalenas que a su vez se empaquetan dentro de otra gran bolsa, bandejas de fruta plastificadas, etc.) y cuyos costes de reciclaje son elevados.

En definitiva, se trata de retomar todas esas buenas costumbres que dejamos atrás. Porque todos recordareis cómo era hacer la compra hasta no hace mucho: íbamos al mercado de abastos con nuestros padres, a la frutería, a la pollería, a la pequeña tienda de alimentación donde todo se compraba a granel, se pesaba y se sabía su procedencia; a la lechería, a comprar huevos en una caja de cartón…, una forma de adquirir productos alimenticios más cercana, personal, transparente y, sobre todo, económica, un factor muy a tener en cuenta también hoy en día.

Calidad, sostenibilidad, cercanía, trasparencia y costes bajos, todo para un modelo de mercado de venta a granel que se reinventa para acoplarse a los deseos de los nuevos consumidores.

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