El origen de la sangría es tan confuso como su elaboración, siempre adaptada al paladar de quien la prepara, si bien nadie discute que sus ingredientes básicos son el vino y las pulpas o cáscaras de diversos frutos, sobre todo cítricos, y que se trata de la bebida española por excelencia. Sin embargo, en 1788 el padre Esteban Torres afirmaba en su Diccionario del castellano que la sangría era una "bebida inventada por los ingleses que se toma mucho en las colonias inglesas y francesas de América".
El término parece provenir de la voz inglesa sangaree, la cual, a su vez, se inspiró en la española 'sangre' para denominar este refresco por su color. Así, la sangría, que era llamada "limonada del vino" en algunas colonias españolas de América, recuperó su origen idiomático al extenderse su consumo en nuestro país a partir de 1850.
Pero más allá de quién la popularizó, ¿cómo nace la sangría? ¿quién o quienes tuvieron la genial de idea de hacer esta combinación de bebidas y fruta? Se cuenta que en la mitad del siglo dieciocho se convirtió en una bebida típica de los campesinos de España y Portugal, que la preparaban a partir de los productos de su tierra, vino (de la uva), melocotones, manzanas y otros cítricos.
Sea como fuere, la realidad es que legalmente la sangría es ibérica y así lo formalizó el Parlamento Europeo en 2004, cuando estableció el uso de la denominación de origen “sangría” exclusivamente a aquella producida en España y Portugal. De esta manera se consiguió establecer la calidad diferenciada del lugar donde se producen las materias primas y su lugar de procedencia. En cuanto al resto de países, pueden seguir produciéndola, pero bajo el nombre “bebida aromatizada a base de vino“.
La sangría tiene decenas de versiones, tantas como el gusto de cada uno que la prepara. En la receta que os adjuntamos, vemos que es importante dejar macerar las frutas cubiertas de azúcar para que suelten su jugo natural; de esta manera no hay necesidad de añadir bebidas con gas carbónico y conseguiremos un sabor más natural.
- 1 litro de vino tinto
- 200 g de fresas
- 2 naranjas
- 2 melocotones
- 50 g de azúcar
1.-Cortamos las naranjas en dos y luego en rodajas finas sin quitarles la piel.
2.- las ponemos en un recipiente con tapa bien extendidas.
3.- Añadimos las fresas cortadas en cuartos y los melocotones troceados.
4.- A continuación cubrimos toda la superficie de la fruta con 50 g de azúcar.
5.- Lo dejamos marinar en el frigorífico una hora como mínimo hasta que la fruta haya soltado su jugo.
6.- Después se añade el vino y refrigeramos durante otra hora para que se mezclen bien los sabores.
7.- Se sirve en una jarra con la fruta.
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